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lunes, 6 de julio de 2015

Mal presentimiento

A veces, emocionarte y hacerte ilusiones con algo te puede dar un gran disgusto.
Los malos presentimientos nos acechan.
Tengo un mal fario.
Un mal presagio.
Un mal presentimiento.
No lo veo claro, tengo miedo.
Como cuando coges un avión y te dices: Voy a morir.
Lo sé. Voy a morir porque tengo una visión, un presentimiento, un mal presentimiento.
Pero, como diría una de mis mejores amigas, los aviones casi nunca se estrellan, ni los malos presagios siempre se cumplen.
Por eso no me queda más remedio que confiar en la vida. Pero ahora mismo he tenido un disgusto tan grande y estoy tan triste que no puedo parar de llorar.

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